"Un hombre solo al mando, su maillot es blanco y celeste. Su nombre, Fausto Coppi". La frase, grabada en letras de oro en la historia del ciclismo, pertenece al prestigioso periodista italiano Mario Ferretti, que en su crónica de la 17ª etapa del Giro de Italia de 1949, narró la definitiva consagración internacional de Coppi. El piamontés sentenció la carrera rosa tras completar una épica etapa con cinco puertos de montaña por encima de los 1800 metros de altitud (con cimas tan famosas como el Izoard y la Madeleine) en la cual recorrió 192 km en solitario antes de rebasar la meta en el Pinerolo. Aquel día, su gran rival Gino Bartali perdió casi doce minutos habiendo llegado en segunda posición. El resto de corredores empezaron a llegar diecinueve minutos más tarde.
Fausto Coppi nació en Castellania, provincia del Piamonte, el 15 de septiembre 1919. De familia humilde, consiguió su primera bicicleta con 8 años y la utilizó para trabajar como repartidor en la tienda de comestibles de la población vecina de Novi Ligure, localidad en la que se topó con el hombre que le inició y que influyó decisivamente en su carrera: el masajista ciego Biagio Cavanna.
En 1939 el propio Cavanna, aprovechando una carrera que se disputaba en Pavia, escribió una carta a Rossignoli, el director deportivo del equipo Bianchi: "Querido Giovanni, llevo dos corredores; uno, Coppi, va a ganar, el otro, hará lo que pueda". Fausto ganó la carrera y al año siguiente fichó por el equipo Legnano como gregario del gran campeón Gino Bartali.
Su debut en el Giro de Italia de 1940 no pudo ser más espectacular. En la etapa entre Florencia y Módena, inició una escapada bajo la lluvia en el Abetone que le daría la maglia rosa que defendería hasta el final. El gregario de Bartali consiguió el primero de sus cinco Giros de Italia convirtiéndose en el corredor más joven que se hace con el triunfo absoluto con 20 años, 8 meses y 25 días, un récord todavía imbatido. Dos años más tarde, en 1942, estableció el récord de la hora en el velódromo Vigorelli de Milán, dejando la nueva marca en 45,871 km, un récord que resistió 24 años hasta la plusmarca de Jacques Anquetil en 1966.
Lamentablemente su ascendente carrera sufrió un parón por la Guerra y fue enviado a África con la infantería División Ravenna. Allí fue capturado por los ingleses, llevado a un campo de concentración en Argel y posteriormente liberado en 1945, año en el que disputó algunas carreras con la SS Lazio. Pero fue en 1946 cuando se produjo la mágica unión que hizo leyenda a Fausto Coppi: su fichaje por el equipo Bianchi,escuadra que defendió durante una década plagada de triunfos.
El binomio Bianchi-Coppi empezó a dar sus frutos con la Milan-San Remo de 1946, donde el campeón italiano protagonizó una fuga memorable en la que sacó 14 minutos a su inmediato perseguidor. La radio italiana lo contó así: "Primer clasificado, Fausto Coppi, en espera del segundo les ofrecemos unos minutos musicales". Tras volver a ganar el Giro de Italia en 1947, Coppi se consagró definitivamente en 1949 cuando logró el doblete Giro-Tour, siendo el primer ciclista de la historia en conseguirlo, naciendo en Francia a partir de ese momento el mito de 'Fostó'. Tras un mal inicio de carrera, se sobrepuso en las dos etapas contrarreloj para asestar el golpe definitivo en la etapa entre Briançon y Aosta.
La desgracia le persiguió durante los dos años posteriores. Una caída en el Giro, con fractura de tres costillas, le tuvo apartado de la competición durante 1950. Y un año después, su hermano Serse muere tras una caída en el Giro del Piamonte. Muy afectado, Fausto hace un discreto Giro y sufre varias crisis nerviosas durante el Tour. Con el corazón encogido y gracias a la ayuda de sus fieles compañeros de equipo logra dedicarle a su hermano la victoria en Briançon, ante el jolgorio de los tifosi.
En 1952, Coppi está en su plena madurez como ciclista y vuelve a repetir el doblete de 1949. Tras ganar las cuatro etapas de montaña, incluída la primera llegada de la historia a Alpe d'Huez, el Tour le dedicaría una cima a Coppi. Llegó a Paris con una diferencia de 28 minutos sobre el segundo de la general en una actuación memorable.
Un año después Coppi alcanzó su quinto Giro de Italia y se proclamó campeón del mundo en carretera en los Mundiales de Lugano. Ese fue el punto culminante de su carrera y también el inicio de su declive. En aquellos tiempos, Coppi era el centro de la crónica rosa del momento. Tiempo atrás se había declarado agnóstico, lo cual le conllevó infinidad de críticas y una enorme división entre sus seguidores y los de Bartali (católico convencido). Coppi mantenía una relación extramatrimonial con Giulia Occhini, conocida como la Dama Blanca, y mujer del doctor Locatelli, un apasionado de Coppi.
Fausto y Giulia iniciaron una larga historia de amor que el propio Papa llegó a condenar abiertamente. Coppi y su primera mujer, Bruna Ciampolini, se sepraron en 1954, mientras que Locatelli denunció a Occhini por adulterio. Como consecuencia, la mujer tuvo que ingresar en la cárcel mientras que a Coppi se le retiró el pasaporte. Tras muchas dificultades, la pareja se casó en México (matrimonio nunca reconocido en Italia) y tuvieron un hijo, Faustino.
En 1959, Coppi contaba con 40 años de edad y fue contratado por el modesto equipo del San Pellegrino, una formación que dirigía su gran amigo y rival Gino Bartali. 20 años después, los dos mitos del ciclismo italiano se volvían a juntar bajo el mismo manto. A finales de ese año, Coppi acudió a Alto Volta (actual Burkina Fasso) a disputar un Criterium y a participar en una cacería junto a otros ciclistas como Anquetil yGemiamini. Allí contrajo la malaria junto a Gemiamini, su compañero de habitación durante esas dos semanas en África. Gemiamini se recuperó, pero Coppi murió días después. Un error en el diagnóstico, pues creyeron que sufría una pulmonía, acabó con su vida en enero de 1960, a los 41 años.
Sin embargo, existe otra teoría sobre el fallecimiento de Coppi. Al parecer, unos africanos querían vengar la muerte de un ciclista de Costa de Marfil que se despeñó por un barranco en extrañas circunstancias, durante una prueba en la que participaban corredores europeos. Según un monje misionero, le suministraron a Coppi un veneno a base de hierbas, que actúa lentamente y causa fiebres altas. Esta teoría no se ha podido confirmar, aunque la Fiscalía de Roma abrió una investigaciónal respecto.
La justicia italiana está dispuesta a llegar a la exhumación del cuerpo de Coppi. Ahí surgen más dudas. ¿Es posible verificar la causa de su muerte después de tantos años? Italia, como en los tiempos de Coppi y Bartali, ha vuelto a dividirse en dos. Los que quieren llegar hasta el fondo, aun a costa de revolcar la memoria del campeonisimo, y quienes se refugian en el silencio porque piensan que con los mitos no se juega.
Quiero que todo esté material llegue a poder de mi amigo William (el colombiano)
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